Sobre la situación de los Derechos Humanos en Catar, puede destacarse lo siguiente: El poder político del Estado está concentrado en las manos del Emir, no se celebran elecciones, por lo tanto no es una democracia, y allí los partidos políticos están prohibidos. El canal de televisión más popular, incluso a nivel mundial, Al- Jazeera, si bien es privado recibe ayuda económica del gobierno por lo que no trata temas sensibles a la clase gobernante y, en general, muchos periodistas en Catar practican la autocensura.
En Catar, las organizaciones no gubernamentales deben tener un permiso oficial para poder funcionar y el gobierno controla estrictamente sus actividades; el sistema judicial no es independiente, ya que la mayoría de los jueces son extranjeros y son nombrados y removidos por el emir. En materia laboral, los trabajadores extranjeros sufren todo tipo de abusos, como por ejemplo, el no pago de sus salarios, largas jornadas laborales, castigo corporal, e incluso abuso sexual en el caso de las trabajadoras domésticas.
El Emir derrocó a su propio padre 13 años atrás, en medio de un escándalo de miles de millones de dólares depositados en Suiza. Para asegurar la continuidad monárquica ha nombrado como heredero a su hijo Sheikh Tamim bin Hamad bin Kalifa Al Thani, de 27 años y ya Ministro de Deportes. Su fotografía junto a la de El Emir decora todos los edificios públicos, shoppings e incluso se lleva pegada en los vidrios de los autos.
La familia real qatarí tiene mas de 3000 miembros y percibe alrededor del 70 % de los beneficios del petróleo y el gas de todo el emirato. El Emir se encuentra entre los 10 hombres mas ricos del mundo (la descripción de su patrimonio llenaría una página)
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